.Los alumnos de 5º de primaria están realizando un proyecto sobre el CAMINO DE SANTIAGO

jueves, 17 de marzo de 2016

LEYENDA DE LA PEREGRINA DIVINA

Allá por el siglo XIII, en una bonita región de la Cordillera Cantábrica vivía una muchacha dedicada a las labores domésticas: muy temprano, cuando aún no había salido el sol, se levantaba a amasar el pan.
A continuación ordeñaba la vaca y sus tres ovejas, y cuando le tocaba el turno a las cabras, cantaba el gallo. Eso quería decir que, a toda prisa, tenía que hacer el desayuno a sus hermanos, recoger la cocina y el resto de la casa; guisar el almuerzo, llevárselo al campo donde sus hermanos labraban la tierra; atender de nuevo al ganado, ir al río a lavar, recoger y cuando el sol se ponía tras las montañas, preparar las sopas para la cena, volver a las cuadras y atender el ganado…
Día tras día, siempre era igual…Levantarse antes del amanecer, escuchar el canto del gallo, contemplar como el sol recorría el valle y se ponía tras la colina…laborando, laborando…
Aquel valle era un frecuentado lugar de paso de gentes de lejanos lugares que hacían una extraordinaria ruta hacia una tierra cercana al “fin del mundo”, con un propósito de enmienda.
La muchacha les observaba a menudo, era muy frecuente encontrarse a estos varones ataviados con sus largas capas oscuras, sus particulares gorros presididos por una viera, sus bastones de caminantes y una calabaza a modo de cantimplora.
A la muchacha le fascinaba encontrarse a estos personajes, y siempre que había ocasión les preguntaba por sus andaduras, su lugar de procedencia, anécdotas del camino y el porqué de su viaje.
Estos peregrinos mantenían viva su imaginación, y en las pocas horas para dormir que tenía al cabo del día, soñaba con embarcarse en una aventura tan peculiar.
Así que un día cualquiera de faena, como otro de su laboriosa vida, decidió partir hacia ese Lugar Sagrado del que tanto había oído hablar.
Se había cosido una singular capa durante las largas horas que se pasaba remendando ropa. No era de color oscuro. Había conseguido mediante un trueque de 7 gallinas, un tejido precioso, a un comerciante del mercado, que había hecho tratos con mercaderes que venían de oriente. Era color oro con ribetes verde hierba intenso, como el de las praderas en primavera, además, su textura era gruesa, y no dejaba pasar el agua y abrigaba mucho.
También se hizo con un sombrero de peregrino, que intercambió con un caminante por una suculenta cena, con viera incluida.
De la huerta, escogió la calabaza mas bonita, la vació y se hizo una cantimplora.
El bastón lo talló de una vara de nogal, labrando dibujos de las costumbres de su tierra, a modo de leyenda del valle en el que vivía, y que abandonaría por no se sabe cuanto tiempo;y que ofrecería al Patrón Santiago, cuando llegara al final de su viaje.
Todo estaba preparado para partir, solo quedaba…lo más difícil: cómo se lo iba a explicar a sus hermanos, y en fin, al pueblo en general: Que una chica se marchase sola a un remoto lugar, y más aún, a peregrinar, estaba muy mal visto. Con la pena que supone el abandono del hogar, dejando a su familia, al ganado y la huerta. Con los peligros que implica que una mujer viaje sola por esos caminos de Dios, y sobre todo por el tabú que supone que una mujer haga el Camino de Santiago.
Menudo escándalo se preparó en el pueblo, y en su casa, y en la aldea vecina y en el mercado, cuando la muchacha difundió la noticia de su partida. Pero pese a todos los reproches y negativas que le impusieron, ella no desistió en su propósito.
Estos pensamientos fueron los que impulsaron a la muchacha a partir, dejando atrás su poblado y su valle, en dirección a Santiago de Compostela, con su bonita capa y su sombrero. Dispuesta a afrontar toda clase de peligros, se encomendó al Patrón para que su aventura le fuera bien.
No se conoce con exactitud cúal era su origen, ni el nombre del pueblecito del que provenía, ni siquiera su nombre, pero sí sus andanzas por el Camino de Santiago, y cómo se le fueron uniendo otras tantas muchachas como ella que buscaban encontrarse con las raíces de la fe y que querían descubrir su propio “camino”.
Según la Leyenda, a esta muchacha la bautizaron con el nombre de “La Peregrina Divina”.
Según el tramo del camino en que te encuentres oirás distintas historias del paso de la Peregrina Divina. Se rumorea que partió de tierras de Estella(Navarra) e hizo sola el tramo hasta Burgos donde se le unieron otras mujeres, que eran unas damas adineradas que invirtieron su dote en el “viaje”, lo que ayudó a que el camino se hiciera más “aliviado”.
De este modo se abrieron las puertas del camino al mundo femenino, a esa busca espiritual y cultural que proporciona el Camino de Santiago.
Se encomendaron al Patrón con la promesa de que ayudarían a todas las mujeres con las que se cruzaran, proporcionándoles auxilio.
Su lema era:
“Hay mucho mundo que descubrir y muchas lecciones en la vida que aprender, pero, tienes que salir fuera para conocerlo, al menos, una vez en tu vida...”
Así que si un día te encuentras con un grupo de Peregrinas te extienden la mano, para que te unas a ellas, no lo dudes, déjalo todo, llegó la hora de emprender tu Camino, un viaje hacia Santiago de Compostela que te cambiará la vida para siempre, y entrarás a formar parte de esta Leyenda...Y recuerda:

Si preguntáis por mí
Me encontraréis aquí
Disfrutando del tiempo que nos queda por vivir.
Que lo mejor de nuestras vidas está por ocurrir.
Siempre procuré beber la vida intensamente.
Disfrutando cada trago que me queda por vivir.
Que lo mejor de nuestras vidas está por ocurrir.
La Peregrina Divina
(Ver fotos de La Peregrina)

La peregrina Divina

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